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Usos y preparación

Pili: Este es el abatí sa'yhu, maíz amarillo, para hacer la polenta, la humita, la harina de maíz, maíz amarillo.
Acá tenemos poroto kumandá, este es el poroto en pinta. Esta floreciendo ya, después va a sacar las vainas. Es un poroto grande, de 6 meses, tarda en salir.
David: ¿Se plantan juntos?
Pili: Se plantan juntos porque el poroto le da nutrientes. El poroto absorbe nitrógeno, y el maíz necesita mucho.
Pili: Acá está otro tipo de poroto (lo muestra). Este es el poroto manteca, el kumandá guazú, ahí está la chaucha. Cuando está tierno se come completo. La diferencia es que aquel es poñi, se distribuye por el suelo y sube un poco por el maíz, sin embargo, este último, el manteca crece por los cercos, por los tejidos. Y este (por el kumandá) en 6 meses se apaga todo, en cambio el aquel (por el manteca) queda por mucho tiempo, el año siguiente vuelve a dar, siempre que no lo cortes o le lleguen las vacas.
(Toto, Pili, Aida)
Aida: La mandioca usábamos para comer y se preparaba para hacer la harina de almidón también. Ahora la gente dice: “muy caro”, cuando le ofreces el almidón, pero tiene mucha preparación. Por ejemplo, nosotras de chiquitas en el campo trabajábamos en la chacra, primero plantábamos la mandioca, después tenía la fruta, la fruta teníamos que arrancar y poner en bolsas. Sacábamos la bolsa, llevamos y lavábamos la mandioca, después teníamos que rasparle la cascarita, y lavar bien. Teníamos el torno, que en ese hacíamos todo el trabajo del almidón. En el torno, uno se ponía adelante y otros dos atrás teníamos que darle vuelta el torno para que se raye esa mandioca. Después esa mandioca se ponía en un latón grande y ahí caía la mandioca ya rayada. Después de eso tenías que sacar y poner en una hamaca, de lienzo hacíamos una hamaca y ahí poníamos el typyraty (nosotros le decíamos así) que se hace de la mandioca rayada. Poníamos en el lienzo, teníamos un tambor de agua, y el agua le teníamos que derramar ahí en el typyraty, y de ahí se caía la leche. Después de esa leche se formaba la harina de almidón.
Aida: Tenías que dejar un día entero, al otro día tenías que sacar ese almidón y teníamos que volver a poner en otra hamaca de lienzo y dejar que eso gotee bien. Se le armaba bien el tatú (le decían ellos) y dejar un día más que gotee bien ese, que quede un poco duro. Al otro día sacar y poner en un catre en el sol, picábamos primero en tamaños grandes. Eso tenía que estar un día entero, poníamos tapados con un trapo o sabanas (decían ellos) y después eso guardábamos los terrones que hacíamos ese día, al otro día cuando era el sol caliente ya le “curuvicaba” más chiquito, le hacíamos como la harina ya.
Aida: Pero tiene que ser el día que haya sol caliente, porque si es nublado agarra un olor la harina, no es linda la harina, no sale bien la harina. Teníamos que cuidar mucho de los bichitos que no caigan porque a veces quieren caer en la harina, en el almidón. El typyraty usábamos también, hacíamos los redonditos así (muestra con sus manos) armábamos y poníamos en el sol para que se seque bien, que quede bien duro, eso agarrábamos y poníamos en el mortero, le pisábamos con el mortero y le juntábamos con la harina de almidón. Se le ponía queso, huevo, le salábamos y hacíamos chipá bien seco, sino a veces cuando hacíamos de seguido el almidón el armábamos el typyraty para los pollos, le dábamos a los pollos, para comida de los pollos también. Tenemos mucha cantidad de pollo y con eso los alimentábamos. Así que es mucho trabajo para hacer un almidón, no es fácil.
Aida: Nosotros en la chacra teníamos batata, el maíz, mandioca, zapallo, algodón también teníamos. Nosotros de chiquitos todos los hermanos teníamos que carpir la chacra, después con el algodón teníamos que ponernos una bolsita por nuestra cintura e ir a cosechar el algodón y después de eso le vendían a los que se iban a comprar. Mi papá venía a Caá Catí, en carro, y traía todas las cosas para vender y después llevaba otras cosas (harina) para nuestro alimento. O sea que cambiaba, el vendía eso y compraba otras cosas de Caá Catí.
Aida: En Colonia Romero, nosotros nos criamos así. Nunca nos decían nuestro papa o nuestra mama que tenían sueldo, antes ellos no tenían sueldo, se vivía de la chacra. Se vendía eso y se compraba, y ahora la gente se queja del sueldo, jaja. Vivíamos bien, éramos muchos hermanos, éramos 11 hermanos. Cuando los más chiquitos fueron más grandes, entonces mi papá trabajó en Vialidad, y ahí si el compraba las bolsas de harina. Pero a nosotros la harina nos aburrido, de comer chipa-cuerito y chipa-cuerito. Y nos íbamos a la casa de mi abuela, y ella hacía la torta de maíz, por ejemplo, el maíz teníamos que moler para comer nosotros y para tener nosotros la harina de maíz. Nosotros le llevamos la torta frita que hacía mi mamá y le cambiamos por la torta que hacía de maíz, porque nos gustaba mucho la torta de maíz. Ella hacía en la olla de hierro entonces salía sequito, no como la torta frita que es distinto cocinado en aceite, así nos criábamos. Por ejemplo, ahora el locro, vos te vas a un negocio y ya compras la bolsa hecha, antes nosotros teníamos que pisar el maíz cuando se seca de la chacra, después sacarle el afrecho y ponerlo en calabazas, hacerle volar el “afrechito” y después de eso hacíamos el locro. Nos criamos por locro, polenta y torta de maíz, hacíamos eso en el campo.
(Toto, Pili, Aida)